martes, 20 de mayo de 2014

Un artista del mundo flotante -reseña-

¿Tienes idea de en qué mundo viven nuestros artistas?
Siguen el mismo estilo de vida, asimilan sus valores, lo cual supone pasar mucho tiempo explorando el <<mundo flotante>> de la ciudad. En las calles no predominaba como ahora el ruido del tráfico, y las fábricas aún no habían absorbido el aire de la noche, perfumado con las fragancias de cada estación.

Terminada la Segunda Guerra Mundial, desde octubre de 1948 a junio de 1950, Masuji Ono, un anciano pintor, recuerda su vida y reflexiona sobre su carrera artística, en un intento de comprender una realidad que cada día le resulta más compleja, en la que cada día se siente más ajeno. Descubriendo que su época se volvió una versión susceptible de múltiples y contradictorias interpretaciones. Una trama compleja de instantes perfectos y decisiones erróneas, de heroísmos y traiciones.
Ono eligió abandonar las tradiciones pictóricas de sus maestros, los pintores del mundo flotante de los barrios de placer, donde las cosas más bellas se construyen en la noche y se desvanecen en la mañana, para dedicarse a exaltar un presente más heroico y menos fugaz.
Lo mejor en la vida se vive una noche y desaparece con el día. Eso que la gente llama el mundo flotante.
La belleza más delicada y pura que un artista espera poder atrapar, vaga siempre por esos sitios cuando ha caído la noche. No es fácil apreciar la belleza de un mundo cuando se duda de su valor.


Kazuo Ishiguro nace en Japón 8 de noviembre de 1954 pero a los seis años se traslada a Londres, donde termina fijando su residencia.  Sus novelas se caracterizan por una psicología de angustia y recuerdo del pasado, con escasos personajes y un hilo argumental débil, muy al modo oriental. 


Li. Lo.

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