“Soy un niño”, se
dijo. “He viajado demasiado lejos. Mis padres y las demás personas con las que
vivía están muertas. Y aunque así siguen vivos. Aun así me son más cercanos que
el hombre llamado Padre y esa mujer que no se atreve a aproximarse a mí lo
suficiente para que pueda tocarla. Mi viaje a sido demasiado largo. Estoy en un
desierto que me es ajeno y los sonidos que me rodean me resultan extraños”
Este es uno de esos libros que se prende en tu mente y
corazón, que parece haber sido escrito para que, una vez leído se quede para
ser recordado siempre, dando una gran lección. ¡Magnifico y estremecedor!
Un sueco de nombre Hans Bengler, quien al abandonar sus
estudios de medicina, decide viajar a África, con la intensión de encontrar un
insecto extraño, que aun no haya sido descubierto y así hacerse famoso con este.
Luego de una ardua y prolongada travesía por el desierto de Kalahari, llega a
una pequeña estación de comercio, donde es recibido por otro sueco, llamado
Wihelm Andersson. Una mañana, Andersson trae consigo a un niño que ha quedado
huérfano. Bengler impresionado al ver al niño, impulsivamente decide adoptarlo
y llevarlo con él de regreso a Suecia, y desde ese momento le da el nombre de
Daniel.
Durante el viaje de vuelta, Bengler se topa con una tras
otra dificultad y prejuicios hacia el pequeño, de la cual trata de sacar
provecho por la falta de dinero y a la vez hacerse de buena fama. Mientras
tanto Daniel, o Molo como en realidad se llama, se siente solo, triste,
traicionado y sobre todo, ansía volver a África.
“Fue una
espera sin contenido, sin desasosiego, sin sueños, como si fuese una losa plana
y fría por dentro…
Aquí estoy, aunque no
tengo idea de dónde.”
Li.Lo.