<<El proceso se acaba de iniciar y usted conocerá todo en el momento
oportuno>>
Una mañana cualquiera, José K., joven empleado de un banco,
se despierta en la pensión donde reside con la extraña visita de unos hombres
que le comunican que está detenido –aunque por el momento será libre-. Le
informan que se ha iniciado un proceso en su contra, y le aseguran que conocerá
los cargos los cargos a su debido tiempo. Así comienza una de las más
memorables y enigmáticas pesadillas jamás escritas. Para Josef K., todo supone
una toma de conciencia de sí mismo, un despertar que le obliga a reflexionar
sobre su propia existencia.
Kafka no esconde en ningún momento (y parece empeñarse en
que se note) el cuadro de factores que determinaron su dramática vida de hombre
y, consecuentemente, su trabajo de escritor: el conflicto con el padre, la
falta de entendimiento con la comunidad judaica, la imposibilidad de dejar la
vida de celibato por el matrimonio, la enfermedad.
<< Vivo en medio de mi familia, entre las mejores y amorosas
personas que se puede imaginar, como alguien más extraño que un extraño. Con mi
madre, en los últimos años, no he hablado, de media más que veinte palabras por
día, con mi padre jamás intercambié otras palabras que las de saludo>>. Será
necesario estar muy desatento a la lectura para no percibir la dolorosa y
amarga ironía contenida en las propias palabras.
En la primera edición de El proceso de 1925, Max Brod
comentaba que el manuscrito no llevaba título. Sin embargo, Kafka, como Max
Brod documentó, siempre se refirió al texto con esa denominación. Por regla
general, Kafka se decidía por un título definitivo una vez concluida la obra.
No se puede excluir, por consiguiente, que El proceso, fuese sólo un título
provisional.
Li.Lo
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