jueves, 18 de abril de 2013

Dennis Lehane: Vivir de noche


Uno de los acier­tos de Vivir de noche es que el autor no se con­tenta con ofre­cer una his­to­ria más sobre un gángs­ter más, sino que nos ofrece una visión de la Ley Seca que no había­mos visto antes: aquí no hay whis­key, sino ron; la acción no se desa­rro­lla en Chicago o Nueva York, sino en Flo­rida; y no sólo hay gángs­ters inten­tando hacer dinero, sino tam­bién con­flic­tos racia­les y polí­ti­cos (tam­bién fuera de Esta­dos Unidos).
Otro de los acier­tos de esta novela es que, a pesar de que es ofi­cial­mente cata­lo­gada como “novela negra”, Lehane ha con­se­guido com­bi­nar en ella varios géne­ros lite­ra­rios dife­ren­tes. Es una novela negra, sí, pero tam­bién (par­cial­mente) un drama car­ce­la­rio, una novela his­tó­rica y una obra que pone la mesa varios temas que no podían resul­tar más actua­les: la cri­sis eco­nó­mica, la (eterna) gue­rra con­tra las dro­gas y los estra­gos cau­sa­dos por el fana­tismo reli­gioso (por todos los fana­tis­mos, en realidad).

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