“¿Cómo era posible que los gobiernos de Juan José Arévalo y Jacobo Arbenz Guzmán, empeñados en acabar con el feudalismo en Guatemala y convertir al país en una democracia liberal y capitalista, hubieran provocado semejante histeria en la United Friut y en los Estados Unidos? Que desataran la indignación entre los finqueros guatemaltecos lo podía entender, eran gentes congeladas en el pasado; también comprendía a la Frutera, por supuesto, que nunca antes había pagado impuestos. ¡Pero en Washington! ¿Era ésa la democracia que querían los gringos para América Latina?”
Tiempos
Recios es una historia de conspiraciones internacionales e intereses
encontrados cuyos ecos resuenan hasta la actualidad, un suceso que involucró a
varios países y en el que algunos verdugos acabaron convirtiéndose en víctimas
de la misma trama que habían ayudado a construir. En 1954, durante los tiempos
de la Guerra Fría, cuando Estados Unidos y Rusia —entonces Unión Soviética—
competían por el dominio mundial, Guatemala, teniendo como presidente a Jacobo
Árbenz, quien es depuesto por el dictador Carlos Castillo Armas bajo el
auspicio secreto de la CIA, ha sido blanco de una campaña de desprestigio
internacional encabezada por la United Fruit, una transnacional norteamericana
que operaba en distintos países de Latinoamérica, y la influyente dictadura
centroamericana del dominicano Rafael Leónidas Trujillo, alias ‘Chivo’.
A este derrocamiento de la democracia contribuyen
conspiraciones, estratagemas publicitarias y espías encubiertos que logran
manipular a la comunidad internacional al punto de lograr que vean a Guatemala
como un enclave comunista y al ingenuo liberal Jacobo Árbenz como un amigo de
la Unión Soviética. Castillo Armas, el mediocre sucesor, tampoco estará libre
de la ambición desmedida de Trujillo, la United Fruit y la CIA, y sobre él se
ciernen también, más temprano que tarde, nuevos complots.
Lo más sobresaliente y el verdadero corazón de
esta novela es, quizá, la enigmática historia protagonizada por Johnny Abbes
García, jefe del Servicio de Inteligencia Militar del ‘Chivo’, Marta
Borrero, alias Miss Guatemala y amante del sucesor de Árbenz; y el
teniente coronel Enrique Trinidad Oliva, militar sedicioso del régimen de
Castillo Armas.
Es impresionante y admirable la forma en que
Vargas Llosa lleva a cabo el relato de los "Tiempos recios" de Guatemala, con los detalles y la
información que hacen que la recreación histórica cobre tal vida, de manera que
el lector tenga panorama amplio y claro del contexto.
“Yo no me aferro a este cargo para el cual
me eligió en elecciones limpias, una inmensa mayoría de guatemaltecos. Me ha
permitido llevar a cabo unas reformas sociales y económicas indispensables para
corregir las injusticias de siglos en que malvivían los campesinos de este
país. Y mi renuncia sirve para salvar estas reformas, no tengo ninguna razón para continuar en este
cargo. Sobre todo, si se trata de derrotar y castigar al traidor Castillo
Armas.”
Li. Lo.